10 Porque se dice que las cartas son severas y fuertes, mientras que la
presencia del cuerpo es pobre y la palabra despreciable.
11 Piense ese tal que lo que somos a distancia y de palabra por carta,
lo seremos también de cerca y de obra.
12 Ciertamente no osamos igualarnos ni compararnos a algunos que se
recomiendan a sí mismos. Midiéndose a sí mismos según su opinión y
comparándose consigo mismos, obran sin sentido.
13 Nosotros, en cambio, no nos gloriaremos desmesuradamente; antes
bien, nos mediremos a nosotros mismos por la norma que Dios mismo nos
ha asignado como medida al hacernos llegar también hasta vosotros.
14 Porque no traspasamos los límites debidos, como sería si no
hubiéramos llegado hasta vosotros; hasta vosotros hemos llegado con el
Evangelio de Cristo.